domingo, 16 de octubre de 2011

Video Gimnasia y Esgrima de Jujuy 0-4 Atlanta

No hay rivales accesibles y nunca nadie ganó de antemano un partido sin jugarlo. Los hinchas de Gimnasia, acostumbrados a los festejos en el “23 de Agosto” -hacía un año que no perdía el equipo en casa-, pensaron que Atlanta iba a ser “un trámite”, ya que venía de dos duras derrotas al hilo.

Error. Grave error. A pura efectividad y con la complicidad de la defensa local, el “bohemio” se llevó ayer tres puntos de oro Jujuy. Goleó al equipo de Salvador Ragusa por cuatro a cero con un fútbol práctico y de la mano de un inspirado Andrés Soriano, autor de dos gritos. Los otros fueron marcados por Aparicio y Ferragut.


Salvo en los primeros minutos, donde hizo las cosas relativamente bien, el “lobo” jamás encontró la fòrmula. Garrido no pudo hacer olvidar a Leonardo Ferreyra, convocado al Sub 20, ni tampoco se asoció con Luna, que además pareció peleado con el balón.

Los muchachos corrían detrás de la pelota, pero jamás le dieron buen uso. Entonces, “a río revuelto, ganancia del pescador”, y Atlanta fue sacando provecho con dos dos líneas de cuatro decididas a dar pelea y una dupla ofensiva, Soriano-Aparicio, movediza, que poco a poco fue transformándose en un dolor de cabeza.


El gol de Soriano de cabeza, tras centro de Segovia, implicó un golpe al corazón. Sin embargo, Gimnasia reaccionó con una habilitación de Luna a Pirchio, quien definió a las nubes.


Pero en la última acción de la etapa inicial, Aparicio apareció solo en el área, aguantó la marca, hizo jueguito y de chilena decretó el segundo tanto. Increíble, dos llegadas, dos goles, 100 % de efectividad.


Igual, a la hora del análisis, la sensación generalizada fue que el “lobo” falló tanto a la hora de defender como atacar, en la peor expresión futbolística de este presente torneo.


El tiro en el palo de Chitzoff, el mejor de los locales, fue un mal presagio al arrancar el complemento. Mereció terminar en festejo por la gran jugada del lateral rosarino, pero no quiso entrar.


Y al rato nomás nadie marcó a Arancibia luego de un corner, cabeceó pasado ante la indecisión de Crivelli y por atrás Ferragut puso el tercero, también de cabeza. Cuatro minutos más tarde, Soriano -cuándo no- liquidó el pleito con un tiro cruzado. Los simpatizantes estallaron de odio y al grito “jugadores, jugadores si los vemos en el boliche....” exigieron respuestas dentro del campo.


El local pudo descontar a través de otra acción personal de Chitzoff o de una proyección de Magno, pero el destino estaba marcado.


Fue una derrota dolorosa, una cachetada a la ilusión y sobre todo un llamado de atención de cara al futuro. Perder de esta manera habla a las claras que las cosas se hicieron mal y será necesario barajar y dar de nuevo para que el viernes, ante Chacarita, se vuelva al camino de la victoria.
La actuación de ayer debe ser rápidamente olvidada.

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