La justa victoria de Atlético Tucumán (2-0 ante un muy débil Huracán), marcó no sólo el reencuentro del equipo de Chocho Llop con el buen juego, sino también con su gente.
En la primera mitad, Atlético mostró su mejor versión en lo que va del torneo. Presionó, apretó a Huracán y lo complicó, sobre todo por el sector derecho. De la mano de Luis Rodríguez, César Montiglio y Sebastián Longo -tres históricos-, el local inquietó desde el arranque. La tuvieron Longo y Martínez. En ambas respondió bien Gastón Monzón. En la tercera, el local no perdonó. Luego de un remate defectuoso de Rodríguez, Longo desvió el balón y puso el primero. Minutos después, Montiglio probó desde afuera, la pelota hizo un extraño pique en el piso, y se le metió a Monzón. Era 2 a 0 y justicia. ¿Huracán? Poco y nada. Fue superado de principio a fin, se mostró apático y sin reacción: sólo atinó a mandar pelotazos para sus delanteros, que estuvieron aislados en todo momento. El resto estuvo de más: los locales bajaron el nivel y los visitantes no supieron cómo generar peligro; las ideas nunca llegaron.
En el final, el público despidió a los jugadores entre aplausos y ovaciones. La gente se fue contenta. En Tucumán, hubo reencuentro.
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