Quilmes y Boca Juniors protagonizaron un partido intenso que se hizo atractivo por las variantes en el marcador, y que al cabo de los noventa minutos terminó igualado 2-2, un resultado de escasa utilidad para uno y otro.
Boca tuvo el mérito de remontar una desventaja de dos goles y es rescatable la determinación con que jugó el segundo tiempo, así como la buenas producciones de Diego Rivero, Pablo Mouche y el aporte goleador de Martín Palermo, que igualó el registro de José Sanfilippo en la tabla histórica de artilleros del fútbol argentino.
Pero como en ocasiones anteriores, la ya conocida debilidad defensiva xeneize lo privó de la victoria que necesitaba para un posible ingreso a la Copa Sudamericana.
Quilmes, ya muy cerca del descenso, mantiene la actitud de equipo que no se rinde: aprovechó su momento en el partido para sacar diferencia, pero después no pudo sostenerla porque fue muy irregular en su rendimiento, a pesar de los buenos aportes de algunos de sus hombre como Enzo Kalinski y Miguel Caneo.
Los primeros 25 minutos fueron todos de Boca, que controló la mitad de la cancha y de a poco se fue acercando al área rival, produciendo su primera llegada con una diagonal de Mouche, quien remató desviado de zurda.
La más clara para el equipo de Julio César Falcioni tuvo lugar a los 14, al conectar Matías Caruzzo frente al arco, y por bajo, un tiro de esquina de Mouche, pero salvó Emanuel Trípodi en una gran intervención.
El arquero de Quilmes tuvo que esforzarse de nuevo a los 19, para ceder un nuevo tiro de esquina ante un corner de Mouche enviado desde la derecha, que se le cerró, cuando Palermo iba a buscar la pelota.
El punto de inflexión del primer tiempo ocurrió en el minuto 25, cuando Diego Torres ejecutó un corner desde la derecha, cabeceó Miguel Caneo y Cristian Lucchetti cedió un nuevo tiro de esquina.
En la acción siguiente, a los 26, hubo un rechazo de Juan Insaurralde hacia un costado, Corvalán le ganó a Chávez, sacó un centro y Caruzzo peinó cuando salía Lucchetti, lo dejó descolocado y puso en ventaja a Quilmes contra su voluntad.
Desde entonces y hasta el final de la etapa fue todo de Quilmes, que creció y ganó en confianza mientras que Boca sintió demasiado el golpe.
El delantero Bernardo Romeo estuvo a punto de lograr el segundo a los 32, pero le erró a la pelota frente al arco.
Sin embargo, a los 42, otro horror de la defensa de Boca le permitió a Quilmes lograr el segundo.
Lucchetti le ganó un mano a mano a Romeo, y envió la pelota al corner. El tiro de esquina lo sirvió Torres, el arquero boquense salió pésimo, mostrando una vez más su incapacidad para cortar un centro, y dejó la pelota servida a los pies de Gerlo, que lo único que tuvo que hacer fue empujarla adentro del arco.
En el segundo tiempo, con el ingreso de Rivero por Erviti, Boca ganó vigor en la mitad de la cancha, y poco más tarde, cuando entró Ricardo Noir, el ataque ganó en velocidad. De todas maneras a Boca le faltó precisión en su ofensiva, más allá de una buena jugada de Mouche, sobre los 8 minutos, culminada con remate de Chávez, que obligó a una buena respuesta de Trípodi.
El juego estaba empezando a ser monótono cuando se rompieron los moldes con el golazo de Palermo. Corrían 18 minutos y el 9 sacó un sorpresivo zurdazo desde fuera del área que se clavó en el ángulo superior derecho del arco de Trípodi.
Cuatro minutos más tarde, Chávez recibió de Rivero, enganchó para cambiar de pierna y con zurda sacó un remate desde fuera del área, a la derecha del arquero, que empató el partido.
En el ultimo tramo el juego se hizo desordenado, pero Boca fue el que llegó más y estuvo cerca con un cabezazo por sobre el travesaño de Palermo, a los 31, y con derechazo cruzado de Mouche, a los 44, que Trípodi desvió al corner, aunque erróneamente se sancionó saque de arco.
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