Después de la espectacular despedida en La Bombonera, Martín Palermo jugó ayer en La Plata su último partido. No hizo goles, pero en su última jugada como profesional metió el pase para que Christian Cellay marcara el empate de Boca Juniors sobre Gimnasia y Esgrima. Y lo gritó con toda la alegría.
El 2-2 entre Gimnasia y Boca en La Plata marcó el retiro del goleador, del “Titán”, de Martín Palermo, quien marcó la escalofriante suma de 306 goles en 627 partidos en su carrera entre Primera División y la selección argentina, con un promedio de 0,48 por partido, es decir, prácticamente de un grito cada dos cotejos. Los números, una vez más, superan a las palabras. La emoción, una vez más, tomó por asalto al delantero.
Las cifras que impresionan de este 9 no sólo son las de sus goles, sino que los de sus títulos también son pasibles de ser envidiados: 6 torneos locales, 2 copas Libertadores (2000 y 2007), 2 copas Sudamericanas (2004 y 2005) y 3 recopas Sudamericanas (2005, 2006 y 2008), todo con la remera de Boca, agigantan la figura del nacido en La Plata el 7 de noviembre de 1973.
Como loco gritó Palermo el empate de Cellay ante Gimnasia, eterno rival del “Titán”, de aquellas batallas en las que defendía la camiseta Pincha. Esa locura, esa boca llena de gol, aunque en esta ocasión no del suyo, es la imagen que el “Loco” le deja al fútbol de su país y de la región.
En el partido que también podía haber sido el último de quien fuera su mejor socio, Guillermo Barros Schelotto, el optimista del gol bajó el telón de su carrera.
En una tarde triste para muchos, Palermo, una vez más, fue el dueño de todas las ovaciones xeneizes, de las últimas con una camiseta de fútbol puesta. Clarín
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