Seguramente Guillermo Barros Schelotto no hubiera imaginado jamás su retiro del fútbol, en Gimnasia y Esgrima La Plata, con el Lobo en el descenso. Un final triste y doloroso para el máximo ídolo del equipo albiazul. Pero nada puede opacar sus buenas intenciones por intentar cambiar la suerte del equipo, cuando volvió al club, tras su paso por la Major League Soccer, en el Columbus Crew.
Después de varias temporadas en el exterior, un 13 de enero de 2011, tras 14 años -antes de jugar en los Estados Unidos, disputó varias temporadas en Boca, en una carrera brillante- anunciaban en Gimnasia y Esgrima La Plata la vuelta del ídolo. Con bombos y platillos, los hinchas del conjunto dirigido, en ese momento, por Angel Cappa, se ilusionaban no con pelear en los primeros lugares del Clausura 2011, desde luego, pero sí con poder evitar las instancias de la promoción y del tan temido descenso directo.
Pero las cosas no fueron bien, Cappa se fue antes del final del campeonato, el Lobo tuvo una campaña pobre y debió jugar, primero un partido desempate frente a Huracán, por igualdad de promedios en la tabla y después, la promoción, con San Martín de San Juan. Perdió por 1 a 0 la primera final y empató 1 a 1 la segunda.
No le alcanzó para seguir en la categoría, y, con todo el dolor del mundo, Guillermo Barros Schelotto se despedió del fútbol con dos espinas: la primera, no poder haber logrado, con sus aportes, que el Lobo siguiera en primera división. La segunda, no haber conseguido ningún campeonato oficial con el equipo.
Más allá de todo, el Mellizo será siempre recordado por los hinchas de los clubes que jugó como un futbolista con muchísimo talento y personalidad, como un jugador distinto, pícaro, astuto. Como un referente. No es poco.
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