Con un gol de Pablo Burzio a los 48 minutos del segundo tiempo, Instituto le ganó 1 a 0 a Huracán en Alta Córdoba, en un partido por la séptima fecha de la B Nacional, que se jugó desde las 19.15.
Últimos minutos. La defensa local no las tuvo todas consigo, sobre todo el siempre regular Damiani, y la gente terminaba por aplaudir al enjundioso Floris porque no había mucho más. Y gritó con bronca el gol anulado a Velazquez por estar adelantado, tras una certera cesión de Bernardi.
Con toda la carne en la parrilla, porque también puso a Aguirre para generar por derecha, Franco se desesperaba al costado porque el empate otra vez tiene sabor a poco en medio de tanta necesidad de aplacar los ánimos. Por eso la rabia por ese disparo de Damiani que dio en el travesaño, a medias con Islas, para irse por arriba. Como se iba la ilusión de Instituto de salir de abajo.
Hasta que en la última, para sacarse tanta mufa, Bernardi ganó por derecha, centro que conectó a medias Velázquez y le quedó a Burzio para ser el heroe de una noche de furia que terminó en felicidad. Ganó la Gloria, después de tanto y de todo.
Antes del gol. Para la segunda mitad, la cabecera albirroja decidió jugar su propio partido y siguió lanzando bengalas y pirotecnia, esta vez poniendo en riesgo a Chiarini, su jugador estandarte. Entre los estallidos y la hurareda obligaron a Maglio a suspender el encuentro y entonces resonaron los cánticos contra la comisión, porque ese humo en la cancha es cortina de todo lo que pasa en un club mal herido por dentro, por tanta división y tanto encono entre sus directivos.
Después de varios minutos el encuentro se reanudó e Instituto trató de equilibrar con la noche tan cuesta arriba. Se enchufó un poco más Piermatieri, mordió más su franja central y Huracán ya no transitó con tanta libertad ese sector, aunque Vega volvió a disparar las alarmas con un cabezazo afuera. A los albirrojos les costaba una enormidad llegar hasta Islas con peligro.
Bazán no hacía valer su zurda y los puntas estaban desconectados, sin que López Macri lograra imponer su velocidad. Hasta la voz del estadio estaba errática y pifió el primer cambio, anunciando que salía López Macri, cuando el que se iba era el "7" de Huracán. Hubiera sido preferible que se fuera Martínez, imparable para Damiani.
Pese a todo, el Globo ya no era el del primer tiempo e Instituto tampoco quería serlo. Y por eso Piermarteri pisó el área otra vez y cayó al chocar con Islas. La gente reclamó penal y Maglio entendió que hubo simulación y amonestó al juvenil. Antes de la media hora, Franco se la jugó y puso a Bernardi para que sea enganche, sancando a Vismara. Y reemplazó al inexpresivo Bazán por Velázquez, para atacar decididamente con tres.
Pero el cero seguía sin quebrarse y la ansiedad pesaba y pesaba. Y también la angustia por un remate bombeado de Vega apenas afuera.
Primer tiempo. En la primera media hora de juego en Alta Córdoba, con empate en cero, se reflejó lo que muchos preveían entre dos equipos con tantos poblemas. Con la entendible carga de tensiones por una semana previa sacudida por las renuncias masivas en la comisión directiva, más las urgencias por ganar y salir del último puesto, Instituto salio a cambiar su suerte ante un Huracán que también tiene poco aire y fue el que tomó la iniciativa ante un albirrojo que era puros nervios.
Hasta Chiarini, siempre figura, cometió una imprudencia y a los 20 minutos bajó a Quintana fuera del área al arriesgar en una salida. El tiro libre de Sánchez Prette lo obligó a tirarla al corner y desde el envío, Mancinelli cabeceó apenas arriba.
Era más el Globo, sin volar demasiado alto, ante un Instituto vacilante atrás y obligando a Chiarini a estar con todos los sentidos afilados, desorientado en el medio, pese al esfuerzo de Vismara, y huérfano arriba más allá de las corridas de López Macri y Burzio.
A Islas sólo lo inquietaban las bombas de estruendo de la cabecera albirroja, hasta que a los 23 avisó la Gloria con una trepada de Floris y el centro para Burzio, a quien se la sacaron casi de la cabeza para el despeje. Es más Huracán, por Sánchez Prette y la peligrosidad de Martínez y Quintana pero la gente empujó al equipo de Franco como para que reaccione ante tanta adversidad.
La superioridad de la visita, con otra actitud por la llegada como DT de Juan Manuel Llop, se hizo manifiesta cuando Chiarini se estiró abajo para la atajada de la noche ante un cabezazo terrible de Vega. El uno albirrojo, una vez más, impedía el incendio. Huracán fue al frente por el manejo de su medio campo, con Battaglia y Sánchez Prette dueños de la situación, y volcando los ataques por el lado del movedizo Martínez, que complico a Damiani. A Instituto no le quedaba otra que contragolpear porque Vismara se diluyó y su lentitud conspiró contra una salida más dinámica, el juvenil Piermarteri era puro tranco y voluntad y arriba no llegaba ninguna clara.
Los primeros 45 se fueron con Chiarini otra vez en el pedestal y eso da la pauta de cual equipo generó más. Y además del nerviosismo general Instituto tendrá que lidiar también con la impaciencia para la segunda mitad, tratando de romper el cero y encontrar su primer triunfo en su momento mas dificil.
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