Temblaba todo. Se movía el cemento, mientras el barrio entero se paralizaba. No había 30 mil, ni 40 mil personas, es cierto. Pero tampoco hacía falta. Sin con apenas las 17/18 mil habilitadas sobraba para hacerle sentir al visitante justamente eso: que jugaba bien lejos de su casa. Y que no lo estaba haciendo en una cancha casi neutral como es el Kempes.
Fue ahí, en ese momento preciso, cuando Franco Vázquez la acomodó junto al palo izquierdo del arquero Laureano Tombolini desatando la algarabía de todo el pueblo Pirata. Era el 1-1 de Belgrano. El gol del empate ante Olimpo, que al mismo tiempo suponía el primer grito de su gente (jugando en Córdoba) en Primera División, tras cuatro años en la B Nacional.
Con ese resultado terminaría la noche el Celeste ese 17 de agosto, por la 2ª fecha del Apertura. Y con la promesa de volver pronto para tener revancha y conseguir hacer una fortaleza de su verdadero y único hogar. Pero... nada de eso ocurriría en el futuro inmediato. Y el equipo de Ricardo Zielinski emprendió nomás la mudanza de su localía, a ese pituco y coloso estadio del barrio Chateau Carreras.
Una derrota, un triunfo y dos recaudaciones tremendas cosechó la B en sus dos siguientes partidos en la Docta: el 2-3 ante Newell’s y el 2-0 sobre Independiente. Y eso fue más que suficiente para que la dirigencia decida extender el contrato de alquiler en el Kempes (en términos futbolísticos, al menos), pese a que los jugadores y el Ruso Zielinski no querían moverse de Alberdi.
Y allí comenzaría la debacle para Belgrano. No de visitante, donde es el mejor del grado en el torneo (lleva 17 partidos invicto y sostiene su gran campaña en base a ello). El bajón se haría palpable en el mundialista, ya que el Pirata no pudo ganar ninguno de los cuatro siguientes encuentros, perdiendo los últimos tres en fila ante Argentinos, Colón y Vélez. Y la alarma se encendió en parte de la directiva (no fue unánime la decisión) que optó por regresar al Gigante en los dos últimos juegos del año.
Por todo eso hoy, a las 18.10, y para recibir a Godoy Cruz de Mendoza con arbitraje de Néstor Pitana, Belgrano volverá a ser local en su casa: el Julio César Villagra. Sí, después de 108 días (más de tres meses y medio), Alberdi respirará fútbol nuevamente. Y vaya pedazo de partido que le tocará albergar. No tanto por el rival, que de todos modos hace un culto de las buenas intenciones de juego y que es el ejemplo a seguir por todos los clubes que logran ascender a Primera. Pero sí por todo lo que puede significar para la B conseguir los tres puntos frente al Tomba.
Por el mejor arranque. Si hoy Belgrano derrota a los mendocinos, no sólo cortará la racha de más de dos meses sin hacerlo en Córdoba (el último triunfo fue el 2-0 al Rojo, el 11 de septiembre), sino que además alcanzará su mejor arranque en torneos cortos ya que llegará a 27 puntos (en el Apertura 2001 sumó 26). Igual, su campaña más destacada en Primera A la hizo en el Clausura ‘94 cuando logró el 57% por ciento de las unidades (21) y terminó en el sexto lugar.
Y para lograr todos estos objetivos el DT Zielinski se vio obligado a meter tres modificaciones. Luciano Lollo, Hernán Grana y Esteban González ingresarán en lugar de los suspendidos Claudio Pérez, Juan Quiroga y Ribair Rodríguez. Además, Gastón Turus pasará a cubrir el lateral izquierdo, para que Grana pueda pararse de n°4.
Esperarán su chance en el banco César Rigamonti, Pier Barrios, Fernando González, Lucas Pittinari, Juan Carlos Maldonado, Giuliano Bardín y Federico Almerares.
Por su parte, el entrenador de Godoy Cruz Jorge Da Silva, decidió que el panameño Armando Cooper y Gonzalo Cabrera reemplacen a Israel Damonte y Facundo Castillón esta tarde. Con estas variantes, el esquema del Tomba será idéntico al del Pirata: un 4-4-1-1.
Hoy las calles Orgaz, Rioja, Tablada y Pasaje Hualfin volverán a la vida para llenarle el alma a Belgrano. Porque será más chico que el Kempes el estadio Celeste. Pero es Gigante en presión y en aguante. Y esta tarde quiere demostrarlo.
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