La cuenta es: partido ganado + buen juego desplegado. El resultado, previsible: ilusión. Seguramente el sentimiento de los hinchas de Ferro sea apresurado, pero, ¿quién es capaz de juzgar sentimientos? Ayer el Verde derrotó 1-0 a Quilmes con autoridad, con momentos de muy buen fútbol y, silencioso, se acerca a los punteros.
El partido fue atractivo desde el inicio. Ferro salió a buscar el resultado plantando sus líneas adelante y apostando a la velocidad de un interesante Jorge Pereyra Díaz. Quilmes, en tanto, mostró lo habitual: equipo compacto y solidario a la hora de marcar y atacar. A los 10, Casanova encontró el palo por primera vez en la tarde. Promediando el primer tiempo, Pereyra aprovechó una distracción de la defensa rival y fue derribado por Trípodi, cuando se iba camino al gol. Fue penal, expulsión (del arquero) y gol de Lértora.
En la segunda mitad, Ferro se replegó y Quilmes creció. De contra, el local lo pudo liquidar, aunque el poste le dijo que no a Fernández. Misma suerte corrió Quilmes, tras un gran tiro libre de Sebastián Martínez. En el minuto final, el palo volvió a ser el protagonista estelar, esta vez ante una definición de Caneo.
El equipo de Caruso llegó golpeado al encuentro por el conflicto entre los jugadores y los directivos: les adeudan el sueldo desde el mes de julio. Y esto se evidenció en vestuarios: hubo una fuerte discusión entre dirigentes y futbolistas.
Ferro ganó los tres que jugó de local. Ayer, justificó la victoria con una propuesta que se está gestando, y que ya comienza a ser palpable: la pelota, en lo posible, a ras del piso.
Fue victoria con buen juego para Ferro. También, es ilusión y alegría para sus simpatizantes.
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