lunes, 4 de agosto de 2014

Los políticos pelean por el control del fútbol argentino

La sucesión de Julio Humberto Grondona desnudará, como nunca antes, la intrincada relación entre la política y el fútbol argentino. Los millones que el Gobierno, a través de la Jefatura de Gabinete, le paga a la AFA son el principal argumento por el que desde Balcarce 50 dirán lo suyo en la Asamblea de fines de octubre.

"Máximo está jugando", fue la frase que usaron para confirmar que el hijo de la Presidenta, principal referente de La Cámpora, intentará influir en la elección. En los últimos días, desde algunos sectores del oficialismo promovieron la hipotética candidatura de Carlos Heller, diputado nacional (Nuevo Encuentro, el partido de Martín Sabbatella). Gracias a los años en los que fue vicepresidente de Antonio Alegre en Boca, Heller alcanza la antigüedad requerida (cuatro años) para presentarse como candidato. "Me siento incómodo, porque tenía una relación con Grondona", dijo Heller en Del Plata al ser consultado.

"Todo es una conjetura. Aún no hay bajada de línea; es temprano para eso, todos están muy desconcertados", respondieron fuentes del Fútbol para Todos al ser consultadas sobre el futuro. En tren de preferencias, los informantes no vieron mal que el próximo presidente fuera un continuista de la tarea de Grondona. Es decir, Juan Carlos Crespi (Boca), Alejandro Marón (Lanús) o el mismo Luis Segura (Argentinos Juniors), quien presidirá la AFA, por lo menos, hasta la asamblea de octubre. Las fuentes ven a Segura como uno de los grondonistas más alineados con el proyecto nacional que encarna la presidenta Cristina Fernández de Kirchner.

¿Y si fuera alguien propio, de la política? "Si buscamos candidato, podría ser Eduardo Spinosa (Banfield)", señalaron desde el Fútbol para Todos. Contador público y con ocho años en la actividad política de Banfield, Spinosa es un hombre relativamente joven para la AFA (cumple 42 años el próximo 29) y, además, es amigo personal de Gabriel Mariotto, el vicegobernador bonaerense, que tuvo un papel fundamental en la concreción del Fútbol para Todos y la ley de medios. En los últimos días, Mariotto fue uno de los pocos dirigentes del Gobierno que aplaudió la gestión de Julio Humberto Grondona en sus 35 años al frente de la AFA.

Así como el oficialismo piensa sus jugadas, también lo hace la oposición. Tanto en el Frente Renovador como en Pro creen que a partir de 2015 serán gobierno y que, si el Fútbol para Todos se mantiene, el hombre que asuma en octubre del año próximo "debería ser afín" a la nueva fuerza política que gobierne el país. En Pro, por ejemplo, ya habrían movido filas para evitar que el Gobierno instalara a un hombre de su riñón (como Heller, por ejemplo). En ese sentido, tampoco verían del todo mal que quien cumpla el año de mandato que le quedaba a Grondona sea Segura. O incluso Alejandro Marón (presidente de Lanús).

"No nos disgusta la continuidad de Segura, o incluso Miguel Silva (secretario general del Comité Ejecutivo y vicepresidente primero de Arsenal)", dijeron ayer desde el Frente Renovador que encabeza Sergio Massa. Sin embargo, aclararon que "no hay una decisión final" en el partido acerca de su candidato a suceder a Grondona. Y confirmaron que, para ellos, la elección verdadera es la del año próximo. Tanto en la AFA como en el país.

El senador nacional Aníbal Fernández (Frente para la Victoria) se bajó en la semana de la carrera por la sucesión. "Ni en pedo", fueron sus palabras al ser consultado en Radio del Plata sobre la posibilidad de suceder al veterano dirigente de Sarandí. De todas maneras, Fernández dejó en claro que quien intente postularse deberá tener la espalda suficiente. "Hay que ver quién tiene la mayor estatura para poder hacerse cargo. Es un vacío difícil de llenar", agregó el hombre de los bigotes prominentes, que preside Quilmes y la Confederación Argentina de Hockey. Con sus palabras, Fernández pretendió espantar a los advenedizos; a aquellos que hace rato están fuera del manejo del fútbol. Lo suyo fue un llamado a los dirigentes con peso específico, sea político o futbolístico.

¿Qué hará Jorge Capitanich? En los hechos, es el dueño del fútbol; el que paga millones al año a la AFA a través de su dependencia, la Jefatura de Gabinete. Su opinión no es menor, aunque quedó señalado puertas para adentro de la Casa Rosada luego del fallido arribo de su amigo Marcelo Tinelli a las transmisiones televisivas. Por eso, su influencia en el fútbol decayó. A esta altura, Capitanich sólo paga. Aunque, en algún momento, quienes postulen a los candidatos deberán sentarse a hablar con el chaqueño. Después de todo, el nuevo hombre fuerte de la AFA será quien visitará la Casa Rosada para negociar. O, como fue costumbre en los últimos tiempos, a reclamar aumentos que, muchas veces, el Gobierno no pagó.

Por JUAN PABLO VARSKY
Es hora de una nueva Constitución para el fútbol argentino

La Asociación del Fútbol Argentino es un país en el que acaba de morir su presidente tras 35 años de gobierno y poder. Todo pasaba por una sola persona que decidía sin delegar nada. No tiene sucesor. No preparó heredero. No formó un equipo de trabajo. Nadie más manejará la combinación de dinero y relaciones que distinguió su largo mandato ni estará tanto tiempo en el cargo. El futuro del fútbol argentino es la dimensión desconocida. Aflorarán internas que solo él contenía. Los clubes grandes querrán otra distribución de los ingresos por los derechos de la televisión. Los chicos intentarán conservar el lugar que este reparto les ha dejado. Ya no estará el administrador de estas tensiones. Tampoco lo tendrá el continente para defenderlo en la FIFA del inevitable embate impulsado por los clubes más importantes de Europa, con Platini al frente de la UEFA.

Asuntos urgentes como el campeonato de 30 equipos, la reubicación de algunos clubes o el nuevo seleccionador deberán ser resueltos por quienes solo acataban decisiones tomadas por su jefe. A diferencia de algunos líderes políticos, cuyos movimientos perduraron después de su muerte, aquí no hay espacio para el "ismo". El fútbol argentino siente un gran vacío y, al mismo tiempo, tiene una gran oportunidad para reinventarse. Una mirada al vigente Estatuto de la AFA alcanza para detectar la necesidad de una reforma y, en algunos casos, de respetar lo que ya está escrito. El Tribunal de Cuentas puede exigir a los clubes sus balances anuales para verificar el movimiento de ingresos y egresos. Su presidente es Juan Manganiello. Tiene 86 años y está desde 1974. En el inciso d del artículo 6, se habla de "cumplir el presupuesto anual bajo apercibimiento de pérdida de categoría". Se introdujo en una reforma y en 1999 la AFA se convirtió en el ente de control de los presupuestos de los clubes. Nunca se cumplió. Dio lo mismo una buena administración que una fraudulenta. La concentración del poder en una sola persona está permitida y estimulada por reglamento. Tras el respetuoso duelo, habrá tarea en el país sin Julio Grondona. Además de lo urgente, lo importante: una nueva constitución para el fútbol argentino.

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