Arsenal en una producción sin fisuras consiguió este domingo un histórico e inobjetable 3-0 sobre Boca Juniors en La Bombonera, dejó atrás a su adversario de turno en la tabla de posiciones y a una fecha del final comparte la cima del torneo Clausura con Tigre.
Hubo un trabajo redondo del equipo de Gustavo Alfaro que fue favorecido por un gol que temprano aportó Emilio Zelaya. Luego controló el partido de punta a punta, no le dejó a Boca resquicio por dónde lastimarlo y fue parejo en todas sus líneas, aunque en el medio juego estuvo la clave del desarrollo y Luciano Leguizamón, autor de dos tantos, Jorge Ortiz, patrón de la mitad del campo, se convirtieron en figuras descollantes.
Boca, con cuatro cambios respecto al partido contra la Universidad de Chile, nunca logró encontrarse, se desordenó rápidamente, dio signos de fatiga y cuando faltaba más de media hora, tras recibir el tercer gol, se resignó a su suerte.
Arsenal golpeó en frío, ya que antes de cumplirse el segundo minutos Luciano Leguizamón puso una pelota larga para Carlos Carbonero por derecha y el centro del colombiano al primer palo lo cabeceó Zelaya para vencer a Agustín Orion.
Desde entonces el equipo de Sarandí manejó todo el primer tiempo con una mitad de cancha muy bien parada en la que sobresalió Ortiz ante un Boca que estuvo inconexo y dividió la pelota constantemente.
A los 21 estuvo a punto de aumentar Leguizamón con un tiro libre desde la derecha, pero Orion rechazó con dificultad.
La única llegada clara de Boca en toda la etapa se produjo en el minuto 27 con un centro bajo de Juan Román Riquelme desde la derecha que Nicolás Blandi remató, pero rechazó Cristian Campestrini.
En el minuto 37, en un contraataque muy bien manejado por Leguizamón, el entrerriano jugó para Zelaya, quien hizo la pausa y devolvió. El ex Gimnasia y Esgrima de Concepción del Uruguay quedó frente a Orion y resolvió de manera impecable para poner el 2-0.
Boca llegó al descanso muy ofuscado por algunos fallos erróneos del árbitro Germán Delfino y de sus asistentes, pero su principal problema estuvo en su propia confusión y carencia de ideas.
Boca salió después del descanso a tratar de imponer un ritmo frenético, pero chocó contra la firmeza de un Arsenal que no le dio ninguna ventaja y de contraataque siguió siendo el dueño de la situación.
El gol que se veía venir llegó a los 11 minutos, cuando Rolando Schiavi falló ante un pelotazo largo, Leguizamón se le escapó por izquierda y frente a Orion definió con justeza. Desde entonces Boca tomó conciencia de que el rumbo del partido era irreversible y, aunque el ingreso de Lucas Viatri le dio algunas posibilidades en el juego aéreo, ya el destino estaba sellado.
El descuento pudo haber llegado a los 25, cuando Pablo Mouche le ganó una pelota a Campestrini, pero salvó Damián Pérez en la línea; a los 31, con una mediavuelta de Blandi que controló el arquero, o a los 34, con un cabezazo desviado de Viatri.
Sin embargo, Arsenal también llegó como para haber aumentado y de contar con un mejor entendimiento del juego por parte de Carbonero pudo haber estirado el marcador, aunque eso importó muy poco porque lo que había salido a buscar ya lo había conseguido.
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