En el minuto 91, y después de otra actuación descolorida, mucho más cercana a lo que fue su temporada en el Barcelona, que a lo que espera de él la selección argentina y la Copa del Mundo, Lionel Messi recogió una pelota sobre el vértice derecho del área, eludió un rival y enroscó el remate para superar el vuelo de Haghighi y rescatar dos puntos que el conjunto albiceleste ya daba por perdidos.
Pero el segundo golazo del "10” en Brasil 2014 no oculta la realidad de lo visto en los 90 minutos anteriores: la de un equipo y una estrella que no acaban de arrancar, y que mantendrán abierta en los próximos días la discusión tanto sobre el sistema de juego de Argentina como sobre el verdadero estado del propio Messi.
Impulsado decididamente por el jugador del Barcelona, quien dijo que se siente más cómodo con tres delanteros acompañándolo en ataque, el 4-3-3 dio muestras de no funcionar contra una defensa numerosa, decidida y ordenada como la que presentó Irán.
Durante el primer tiempo del estreno ante Bosnia, el técnico Alejandro Sabella apostó por un 5-3-2 que no convenció a nadie. Mucho menos a Messi, quien pareció sentirse mucho más a gusto cuando en el complemento el equipo recuperó su dibujo preferido. Pero alcanzaron 45 minutos para comprender las dudas de Sabella. Carlos Queiroz, el entrenador iraní, no ordenó marcas personales sobre Messi sino una especie de "corralito” con el que encerró sus movimientos entre tres o cuatro de sus hombres. Estacionado en la posición de interior derecho, el "10” quedó aislado, sin dar posibilidad a que sus compañeros lo encuentren, y se vio obligado a volcarse más hacia la banda o retroceder hasta el medio campo para hallar espacios libres y recibir la pelota.
El movimiento no aportó soluciones y más bien agravó la circulación del juego argentino, cada vez más lento y menos fluido. Con Gonzalo Higuaín apretado por los centrales rivales, Ángel Di María arrancando por izquierda, sector hacia donde también caía Sergio Agüero, y Messi aislado, nadie se hizo cargo de la tarea de nexo entre el discontinuo Gago y los tres de arriba.
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