Atlético Rafaela y Arsenal de Sarandí se conformaron este lunes con la igualdad 0-0 y el consecuente reparto de un punto por bando, en el encuentro disputado en el estadio Nuevo Monumental de esa ciudad santafesina, por la segunda fecha del torneo Inicial.
Hubiera sido injusto que alguno de los dos equipos gane, aunque quizás Arsenal, por ser mas ordenado que su rival, hubiera merecido apenas un poco más frente a un Atlético Rafaela, al que le faltaron ideas y audacia para intentar ganar el juego.
Guillermo Sara por el lado del local, y Lisandro López por parte de la visita, fueron los jugadores más destacados en una tarde rafaelina que no pasaría al recuerdo si dependiera de este partido.
El primer tiempo fue parejo, con un primer cuarto de hora en el que el local intentó tomar el protagonismo con un buen trabajo por el sector izquierdo de su ataque, desde donde se generaron dos chances claras desperdiciadas por Federico González e Iván Juárez, a los 10 y a los 12 minutos respectivamente.
Luego de ese tramo el campeón argentino se acomodó y comenzó a equilibrar la lucha en la mitad del terreno, y a avanzar por el lado de Carlos Carbonero, donde el anfitrión mostraba falencias.
Sin embargo, lo más claro de Arsenal llegó por intermedio de las pelotas paradas, una de sus armas fundamentales, cuando a los 38 Emilio Zelaya estrelló un balón en el travesaño.
Al cabo de la primera mitad el resultado era lógico, ya que ninguno había hecho demasiado para inclinar la balanza par asu lado.
De la parte complementaria, en tanto, quedará una engañossa imagen final de los dos remates consecutivos de González que fueron magistralmente tapados por Campestrini y del cabezazo de Diego Braghieri que pegó en el travesaño, porque sería errado pensar que el partido tuvo ese tipo de emociones durante todo su desarrollo.
Por falta de audacia, o quizás conformismo, Rafaela y Arsenal protagonizaron un partido que en líneas generales no mereció ningún ganador, en el que el local careció de un conductor y la visita, con su planteo prolijo y su libreto aprendido de memoria, se dedicó a no pasar sobresaltos.
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