. Cuando asumió la Presidencia de la Asociación del Fútbol Argentino (AFA), en 1979, Julio Humberto Grondona no sabía que ése sería un cargo vitalicio, pues murió ayer a los 82 años en pleno ejercicio del cargo.
Administrador de la pasión más importante de los argentinos, Grondona debió ser el político más hábil de su país, pues fue capaz de capear las más firmes muestras de oposición y solamente tuvo rivales en dos de las siete elecciones en las que participó y en ambas, sus rivales no sumaron más que un voto.
Vicepresidente senior de la Federación Internacional del Fútbol Asociado (FIFA), Grondona fue el dirigente más influyente del fútbol mundial después de los dos presidente de la FIFA, que conoció, el brasileño Joao Havelange y el suizo Joseph Blatter.
Convivió con seis gobiernos de diferente línea: las dictaduras militares de Jorge Rafael Videla, Roberto Eduardo Viola, Leopoldo Fortunato Galtieri y Reynaldo Bignone, el radicalismo de Raúl Alfonsín, el neoliberalismo de Carlos Saúl Menem, la sucesión de los breves regímenes de Fernando de la Rúa, Ramón Puerta, Adolfo Rodríguez Saá, Eduardo Camaño, Eduardo Duhalde y el peronismo de izquierda de Néstor Kirchner y Cristina Fernández, su viuda.
Durante su mandato, no tuvo el menor escrúpulo para proponer como vicepresidente de la FiFA a un represor como Carlos Alberto Lacoste.
Grondona comenzó su carrera dirigencial en 1957, cuando contaba con 26 años de edad. Fue uno de los fundadores del club Arsenal de Sarandí, cuya sede se encuentra en el partido (municipio) de Avellaneda, aunque fue simpatizante del club Independiente de Avellaneda, del que fue presidente, al igual que su hermano Héctor, también fundador de Arsenal.
Bajo su conducción, Argentina ganó la Copa Mundial de 1986 y fue subcampeona en Italia 90 y Brasil 2014, además de haber ganado las copas América de 1991 y 1993, dos medallas olímpicas de oro, en 2004 y 2008, la Copa Confederaciones en 1992, seis campeonatos mundiales de la categoría Sub-20: Japón 79, Catar 95, Malasia 97, Argentina 2001, Holanda 2005 y Canadá 2007.
Durante los 35 años de su mandato al frente de la AFA se encargó de potenciar a los cinco clubes "grandes": Boca Juniors, River Plate, Racing Club, Independiente y San Lorenzo de Almagro, aunque no pudo evitar que cuatro de ellos --la excepción es Boca Juniors-- desciendan de categoría.
En un afán por granjearse la simpatía de las provincias, impulsó la Copa Argentina, que promueve la competencia de los clubes de Buenos Aires con los del interior, en un país caracterizado por un fuerte centralismo bonaerense.
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