Los argentinos se comieron las uñas, fumaron sin parar y soplaron el aire gélido ayer, cuando sufrieron el pase a cuartos de final hasta que apareció "el ángel” Di María con el gol de la victoria sobre Suiza.
"Me comí las uñas y los dedos también, ¡qué partido, por Dios!”, celebró Sandra Lobero, un ama de casa de 44 años, que salió a la calle en Buenos Aires a ver en pantalla gigante el partido que selló el pase a cuartos de final del Mundial Brasil 2014.
"El milagro llegó al campo del lado argentino”, gritaron de inmediato comentaristas de televisión mientras se sentían los gritos del gol como un estertor urbano en todas partes de la capital que celebraban la hazaña de Di María, volante del Real Madrid, en el minuto 118 de un partido agónico. (AFP)
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