domingo, 6 de julio de 2014

Festejo bajo la lluvia en Buenos Aires



Una multitud celeste y blanca festejó bajo la lluvia ayer en Buenos Aires el pase a semifinales en el Mundial Brasil-2014 y dedicó cánticos a sus archirrivales brasileños a quienes esperan enfrentar en la final por la Copa del Mundo, constató la AFP.

“No llueve, Brasil, lloramos de alegría”, decía un cartel escrito a mano que agitaba un hincha entre miles al grito de Argentina en torno al Obelisco porteño, epicentro por excelencia de todo festejo deportivo.

“Brasil/ decime qué siente/ tener en casa a tu papá...”, cantaba la multitud que desafió el frío y la lluvia del invierno austral para desatar la alegría por estar en semifinales después de 24 años de frustraciones.

Argentina se colocó entre los cuatro mejores del mundo al derrotar por 1-0 a Bélgica en Brasilia con gol de Gonzalo Higuaín y enfrentará en semis a Holanda.

“Lo sentimos desde el corazón, la Copa esa es nuestra, pasamos los octavos, ahora a semis, Holanda es pan comido”, opinó José Rodríguez, de 50 años, mientras se guarecía de la lluvia con una bandera argentina.

Al igual que muchos argentinos saborea de antemano una final ante Brasil y piensa que pese a la baja del astro Neymar “sigue siendo un peligro, aunque Argentina es un poquito más”.

Una caravana incesante de automóviles gira en torno al Obelisco haciendo oír sus bocinas mientras los más valientes desafían la lluvia en la plaza, la mayoría jóvenes que por su edad no han festejado por ver a Argentina campeón en 1978 y 1986.

Un enorme Cristo Redentor inflable de unos cinco metros se blande con el viento envuelto en una bandera celeste y blanca con la leyenda “Vamos Argentina”, justo al lado del Obelisco.

“Viví el partido con muchos nervios por suerte el gol vino rápido y después hubo que aguantar el resultado”, dijo Juan Pablo Ugarte, un comerciante de 36 años que llegó al Obelisco junto a su hija Violeta, de 11 años.

También se frota las manos ante la posibilidad de enfrentar a Brasil en la final, pero prefiere ser cauto. “Con Brasil nada es un regalo, pero es cierto que con Messi estamos tranquilos”, sostiene.

Daniel Branquios, de 53 años, también festejó pero piensa que Argentina “estuvo flojo en un partido que fue sencillo”.

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