Diego Milito regresó en junio pasado a Racing Club con una sola ambición, colaborar para que el equipo de sus amores volviera a gritar campeón luego de 13 años de espera, y lo consiguió liderando a una plantilla que el domingo logró el objetivo.
En los últimos minutos del encuentro definitorio ante Godoy Cruz, las más de 60.000 personas que colmaron el estadio Presidente Perón, además de animarse a gritar “Dale campeón”, le brindaron una ovación al ídolo que volvió a los 35 años para cumplir con esa ilusión que atesoró desde que dejó el fútbol argentino hace diez años.
"Volví para vivir esto que es un sueño. Estoy muy feliz, no puedo pedir más nada en este deporte", dijo entre lágrimas el Príncipe, que miraba a cada rincón del estadio como buscando una mirada cómplice con cada simpatizante de la Academia.
Tras su década en Europa, donde pasó por los clubes italianos Geona e Inter de Milán y el español Real Zaragoza, Diego Milito sintió en junio que era tiempo de volver.
Y como dice el tango que mil veces interpretó Carlos Gardel, no hubo ningún tipo de impedimentos para que regresara a su casa, donde se formó, para ser el capitán y líder de una plantilla compuesta por muchos jóvenes.
Catar, China y Estados Unidos fueron algunos mercados que intentaron seducir a Diego Milito para sus últimos años en el fútbol, pero el delantero nunca dudó y le dijo a los dirigentes: "Pongan la cifra ustedes", allanando el único obstáculo que podría tener su contrato.
El amor fue más fuerte y seis meses después de aquella decisión, Milito volvió a repetir campeón como en aquel 2001.
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