Ángel Correa, delantero del Atlético de Madrid, puso la única luz a un partido antipático, por momentos violento, en el que Argentina, sin Leo Messi, encontró la victoria en Marruecos (0-1).
El jugador rojiblanco, que reemplazó a Rodrigo de Paul a los 62 minutos, aprovechó la oportunidad. Demostró su calidad en uno de los pocos balones con garantías que tuvo la Albiceleste en el área local para marcharse de la defensa y sentenciar el choque con un disparo raso cuando parecía inevitable el empate final.
El partido, marcado en los prolegómenos por la polémica de la ausencia de Leo Messi, apenas pudo ofrecer nada en claro. De hecho ni existió. Conclusiones, por lo tanto, nulas. De amistoso tampoco se puede hablar.
El viento impidió buena parte de la vocación de crear fútbol. La otra se fue al traste por el cúmulo de encontronazos, patadas, discusiones, melé. Principalmente el primer tiempo, por todo ello, fue desesperante.
Las bajas también eran notables, empezando por las del barcelonista, porque el francés Herve Renard, técnico marroquí, también tenía ausencias de relevancia, ya que a las ya conocidas de Hakim Ziyech y Nordin Amrabat se unió Youssef En-Nesyri. EFE
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