Defensa y Justicia se quedó a cuatro puntos de lograr un campeonato argentino para la historia, pero su hazaña se recordará para siempre en una de las zonas más pobres del área metropolitana de Buenos Aires, Florencio Varela, que vive su mejor sueño entre sus múltiples carencias.
El presidente del club, José Lemme, asegura en una entrevista con EFE que siente el mismo "orgullo" que los habitantes de un municipio que poco a poco cambia colores ajenos por el verde y el amarillo del subcampeón de la Superliga, entrenado por el joven Sebastián Beccacece y sin estrellas en su plantel.
Defensa es un caso extraño: sus colores y su apodo, 'Halcón', se los debe a una empresa de autobuses que los patrocinó en los ochenta, y solo entraron en el profesionalismo en 1978 en Argentina, donde los clubes se recrean en sus historias prolíficas.
Ellos comenzaron a escribir las suyas más tarde, pero en 2014 llegaron para quedarse a Primera División después de vivir más penas que glorias en las décadas anteriores. Desde entonces, sus hinchas han vivido dos clasificaciones a la Copa Sudamericana y han rozado su primer título.
Al 'Halcón' lo comanda José Lemme, quien regenta una cadena de tiendas de ropa en Varela y gestiona el club desde hace 25 años.
"Son muchos años de llevar las cosas dentro de cauces normales y de mantener un orden y un crecimiento, llegar este año al segundo lugar es el fruto de esa trayectoria", afirmó.
Defensa completó una liga de infarto: solo perdió dos partidos -el primero de ellos en la jornada 20-, consiguió ocho victorias por 1-0 y sacó 22 puntos en la "zona Cesarini", los últimos diez minutos del encuentro.
"La clave fue Beccacece, que hizo una gran apuesta que ha salido muy bien", repasa Lemme, quien puntualiza que otro año habrían sido campeones "con esa cantidad de puntos".
La última jornada los enfrentó al campeón Racing, en un partido que habría sido una final por el título si Defensa no hubiera caído dos semanas antes contra Patronato, que luchaba por no descender.
Aun así, Racing hizo un pasillo de reconocimiento a la revelación del torneo y Lemme, emocionado, recuerda cómo los hinchas de la 'Academia' les aplaudían a su entrada a la cancha.
Cuando el presidente abandona de las instalaciones, una mujer grita su nombre en la calle y corre tras su Volkswagen hasta que lo alcanza y él baja la ventanilla para atenderla.
Es la hincha María Melendres, quien a su regreso de la conversación revela a EFE el contenido de la charla: "era para hablar sobre el asfaltado de la calle".
Melendres regenta junto a su marido un pequeño quiosco al lado del recinto, quiosco que en realidad es un anexo de su casa y que tan solo es una parte del negocio familiar que provoca Defensa.
"Trabajamos haciendo todo lo que es para el club, empezamos a fabricar la ropa de a poquito, hacemos todas las de infantiles, juveniles...", dice Melendres mientras enseña las joyas de la corona, los diseños especiales del subcampeonato y la ropa del primer equipo femenino.
La dueña del quiosco Walki -se llama así por sus nietos "Walter" y "Kiara"- dice que se arregla ella sola con la costura de la ropa y que solo contrata algunas costureras en mayo para confeccionar "toda la ropa de las inferiores", y tiene la ayuda de su marido, que estampa los escudos.
Las grandes firmas deportivas internacionales lo tienen difícil en Florencio Varela, en Defensa y Justicia manda Walki.
Para completar la oferta, Melendres y su familia producen bolsas de deporte, bolsos, tazas, gorras, paraguas e incluso termos para el agua del mate.
"Todo referente a Defensa y Justicia", cuenta la aficionada, que viste los colores del club desde la camiseta a los pies -calza unos zapatos verdes con cordones amarillos-.
"Hago mi trabajo con mucho amor", reconoce Melendres, una de las cerca de 425.000 personas que viven en Florencio Varela, área que está entre las más pobres del llamado conurbano bonaerense, donde multitud de familias carecen de cloacas, gas natural, asfaltado y agua corriente.
El logro deportivo ha traído algo de alegría a la zona.
El año que viene, Melendres irá a ver la Libertadores al estadio "Tito" Tomaghello, pero dice que el "milagro" comenzó cuando subieron a Primera y que parte de su sueño ya está cumplido. "Somos conocidos en todo el mundo", remarca.
Minutos antes, su presidente confesaba que le duele la pobreza del lugar: "Si el país está mal, Florencio Varela está mucho peor, las cosas nos cuestan mucho más".
En Defensa buscan algo de justicia y la mayoría de los 1.000 niños que practican fútbol en el club son de la localidad. Se les da merienda en los entrenamientos y algunos de los 25 jóvenes que viven en la pensión del club también proceden de zonas de mayor riesgo de Varela.
Entre todos, construyen la identidad del "Halcón", un club que para Lemme afronta ahora su mayor responsabilidad, que muchos pequeños del lugar "ya no son de Boca y de Defensa, son hinchas genuinos de Defensa".
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