Lionel Messi y Javier Pastore reactivaron la capacidad anotadora de Argentina, reflejada el martes en la goleada por 6-1 a Paraguay y contribuyeron a que su selección llegue embalada a la final de la Copa América, este sábado con Chile.
Los cuatro goles en otros tantos partidos que la Albiceleste contaba eran una preocupación, hasta que Messi y Pastore se asociaron para mostrar el camino del gol. En 90 minutos Argentina sumó ayer en Concepción más anotaciones que en los anteriores 360.
Tres asistencias de Messi, en los dos primeros y el último gol, y un gol y dos asistencias de Pastore reflejan la influencia de ambos.
Ángel di María, con dos tantos y una asistencia, fue el tercer vértice de la sociedad.
Aunque Messi y Pastore perdieron muchos balones (15 y 14, respectivamente), ambos lideraron el apartado de ocasiones creadas.
"Vamos a jugar una final, no una guerra. Somos países hermanos", afirmó Javier Mascherano, interesado en bajar tensión a la final.
Mascherano, Messi y Sergio Agüero corrían el riesgo de perderse el siguiente partido si hubieran recibido otra tarjeta amarilla.
Un triunfo de Argentina le permitiría igualar los quince títulos de Copa América de Uruguay y romper, de paso, una sequía de 22 años.
Argentina ganó por última vez la Copa América en 1993.
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