En los papeles, el camino de San Lorenzo pareció allanado. Porque en dos semanas sumó dos victorias muy valiosas (3-1 a San Martín y 2-0 a Instituto) y porque en casa obtuvo 13 de los 15 puntos que disputó con Caruso Lombardi como entrenador. Porque, además, se aseguraba su permanencia hasta con una derrota por dos goles. En la previa, El Ciclón tenía todo a favor.
Sin embargo, en el inicio, la pelota tuvo un dueño absoluto: Instituto. El equipo cordobés agobió a un San Lorenzo que esperó con dos líneas de cuatro y dominó casi a voluntad. Con su receta de siempre. Pelota al ras y apertura por las bandas. Con Videla -el volante central que marcó los tiempos-, y con los delanteros Lagos y Dybala. Justamente la Joya tuvo la primera de peligro a los 8 minutos, cuando sacó un violento zurdazo que promovió una buena atajada de Migliore.
En esos primeros minutos, por juego y actitud, Instituto se pareció al equipo que deslumbró en la B Nacional. San Lorenzo, por parte, se limitó a tirar pelotazos para Buffarini, Bueno y Salgueiro. Entonces, el partido se hizo de ida y vuelta, aunque sin peligro en los arcos. Porque la Gloria tocaba y llegaba hasta la puerta del área, donde esperaban los defensores del Ciclón. Y allí se morían todos sus intentos. A los 27, Videla rompió la línea del fondo local y estuvo a centímetros de conectar un pase de Lagos. Poquito. Tanto dominio no se vio reflejado en situaciones de gol.
San Lorenzo demoró 28 minutos en arrimar peligro. Fue cuando Salgueiro se escapó por la derecha y envió un centro que cruzó el área cordobesa. Fue un anticipo. Porque a partir de ese momento, cambió la mano del partido. Ortigoza se convirtió en el amo y patrón del mediocampo; Kalinski se adelantó unos metros y las chances de gol se sucedieron en el arco del seguro Chiarini.
A los 31, Salgueiro cabeceó y exigió una notable tapada del uno visitante. Dos minutos después, otro ataque local con Salgueiro como protagonista. Esta vez el uruguayo se la picó a Chiarini pero surgió Sills para despejar sobre la línea. San Lorenzo emparejó las acciones e Instituto veía pasar las agujas del reloj entre su impotencia y su anemia ofensiva (hizo nueve goles en los últimos diez partidos).
El partido se reanudó con oportunidades de gol. A los 30 segundos, Salgueiro metió un zurdazo que Chiarini envió al tiro de esquina. Luego, en la contra, el mexicano Moreno aprovechó un error de Damián Martínez y demoró la resolución de la jugada cuando Migliore ya había quedado en el camino. Las urgencias de Instituto generaron espacios para la contra del Ciclón. Como la que se dio a los 7, tras una pared entre Bueno y Salgueiro. El héroe de Córdoba quedó solito de frente al arco pero Chiarini se adelantó y le ahogó el gol con una atajada monumental.
A partir de los 10, se soltaron los hinchas locales. Y el Nuevo Gasómetro fue una auténtica fiesta a la que se sumó Romagnoli -ingresó por el intrascendente Tellechea-. Instituto, mientras tanto, siguió buscando su gol. Lo tuvo a los 19, cuando Sills se anticipó en un tiro libre y Migliore la sacó del ángulo. Parecía que la suerte de ambos equipos ya estaba decretada...
San Lorenzo se desconcentró y pagó. A los 24, Encina tiró un centro desde la derecha y Lagos se anticipó a Migliore. La metió de pecho pese a los reclamos de los jugadores de San Lorenzo, que reclamaron mano del delantero. Lunati dudó, consultó a sus colaboradores y convalidó el tanto. Fueron un puñado de minutos de zozobra para los de Caruso Lombardi. Fueron un par de centros de Instituto. Hasta que salió una contra que comandó Buffarini. El ex Ferro le dio al arco, Chiarini despejó y Barsottini le cometió penal a Kalisnki. Ortigoza no falló. Le pegó fuerte y arriba, a la izquierda del arquero. Fue gol, desahogo y boleto asegurado para la Primera.
Con el pitazo final de Lunati, explotó el Nuevo Gasómetro. San Lorenzo se aseguró su permanencia en la máxima categoría del fútbol argentino. Quedaron atrás esos fantasmas que se asomaron en la recta final del Apertura. Esos 55 minutos de la última fecha, ante los sanjuaninos, en los que estuvo descendido. Pero se produjo el milagro. San Lorenzo revivió. Luego, sacó pecho en Córdoba y jugó con mucho oficio en casa. Para quedarse en Primera.
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