Un vergonzoso y abrupto final tuvo anoche el superclásico argentino Boca-River (0-0), por los octavos de final de la Copa Libertadores 2015, suspendido en el entretiempo por una agresión de hinchas locales con gas pimienta y líquidos irritantes a jugadores riverplatenses.
“¡No puedo ver, no puedo ver, estoy quemado, esto no es una guerra!", lamentaba ante la televisión el defensa Ramiro Funes Mori, en medio de forcejeos e insultos. El desenlace del choque quedará en manos de las autoridades de la Conmebol. River había ganado el juego de ida 1-0.
El partido de vuelta se disputaba en el estadio La Bombonera con 60.000 espectadores enardecidos alentando a los boquenses. Los jugadores millonarios fueron atacados en la manga en el momento en que salían a disputar el segundo tiempo.
Después de la suspensión, los futbolistas de River tuvieron que esperar hasta después de la medianoche, tras casi dos horas de caos, para poder salir del campo de juego, en medio de una lluvia de proyectiles (botellas y piedras) desde las tribunas, mientras la mayoría de los espectadores se desconcentraba desilusionada e impotente.
El momento en que los jugadores de River atravesaban la manga fueron atacados. Se generó un escándalo de gritos, forcejeos e insultos. Futbolistas como Leonardo Ponzio lucían el rostro inflamado como si le hubieran arrojado agua hirviendo, con pérdida de visión. Martínez y Leonel Vangioni, desesperados, se arrojaban agua en la cara para aliviarse.
El estadio no dejaba de ser una caldera, una brasa ardiente de cánticos, tanto de aliento a Boca como de insultos a River. Los hinchas lanzaron al aire un dron que llevaba un cartel con una “B”, en son de burla al descenso de River en 2011.
Los datos
Veedor
El dirigente boliviano Róger Bello ofició como veedor del clásico argentino, suspendido por incidentes.
Informes
Bello declaró a medios argentinos que su informe y el del árbitro serán enviados a la Conmebol y luego se tomará una decisión.
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