lunes, 22 de junio de 2015

Argentina lucha contra el cansancio

“Bajamos el ritmo en el segundo tiempo, es una realidad. No sé por qué pasó, pero nos costó encontrar espacios”. El análisis, expresado por Lionel Messi, refleja un hándicap que persigue a Argentina: el cansancio. Messi, que cumplió en la victoria ante Jamaica (1-0) su centésimo encuentro internacional -46 goles y 27 asistencias-, ya supera los 60 partidos en esta temporada en la que compitió a la máxima exigencia hasta el 6 de junio, cuando, junto a Javier Mascherano, levantó la Liga de Campeones con el Barcelona. “Pretender una mejora física al saber cómo llegaron los jugadores es difícil: tenemos que disimular la merma física”, asumió el seleccionador Gerardo Martino. A Martino le preocupa que el ritmo de Argentina sea tan discontinuo, capaz de realizar un gran primer tiempo ante Paraguay y de desmoronarse en el segundo, cuando los guaraníes equilibraron dos goles de desventaja. También sucedió en el triunfo contra Uruguay (1-0), con un bajón en la última media hora que estuvo cerca de costar el empate, y frente a Jamaica, que, a pesar de no crear ocasiones claras, pasó de un exiguo 18,2 % de posesión en el primer periodo hasta el 36,5 % en el segundo. “El primer tiempo fue bien jugado; noté una merma física en el segundo, que se hizo tedioso”, reconoció Martino en Viña del Mar, escenario del triunfo argentino ante los jamaicanos, con un tanto de Gonzalo Higuaín en el minuto 9. “Al equipo le cuesta sostener la pelota con claridad. Faltó velocidad en la elaboración y precisión”, prosiguió Martino, quien ha avisado que al combinado que lidera le cuesta vivir sin la posesión. En los cuartos de final del próximo viernes 26, el rival argentino puede que no perdone distracciones, ya que tendrá más calidad individual. “Hicimos nuestro trabajo, fuimos primeros y veremos si nos toca Brasil u otro rival”, dijo con cautela Mascherano, cuyo rendimiento ha mejorado por la ayuda del medio de contención Lucas Biglia (Lazio). Cuando Argentina entra en la fase decisiva del torneo, la sequía de entorchados puede también pesar psicológicamente, pues ya son veintidós años sin vencer una Copa América y casi treinta sin ganar un mundial.

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