domingo, 15 de junio de 2014

Para estar con su selección en el Mundial: Una radiografía del desembarco de miles de fanáticos argentinos

Un capricho de la geografía lo hizo posible. Como si se hubieran abierto las compuertas de la frontera, los argentinos invaden esta ciudad tal como lo haría un ejército de ocupación. Algunos llegaron en avión y otros viajaron días eternos en ómnibus destartalados, casas rodantes o autos gasoleros.

Se hospedan en hoteles con todo incluido o en algún dormitorio de medio pelo. Otras vinieron en carpa y hay a quienes la caída de la tarde los sorprendía aún sin alojamiento.
A menos de 2000 kilómetros de Buenos Aires, desembarcan eufóricos, se abren paso con cánticos y creen conquistar tierra desconocida clavando sus banderas en las costas de Copacabana, el punto más cosmopolita que hasta ahora regaló Brasil.
Se espera para hoy una congregación de argentinos en ese mismo punto. Harán allí una suerte de banderazo en la víspera al debut contra Bosnia. Sería el sitio ideal para alimentar el lucrativo mercado negro de la reventa de entradas. Muchos no tienen. Y ni las piensan tener.
“No tenemos la plata para pagar una locura por una entrada. Si no vamos, todo bien”, dice Nicolás Falcucci, un rosarino que parece haber encontrado su lugar en el mundo:
Cualquier tipo de rivalidad entre los clubes argentinos aquí se desvanece. Caminan por la rambla los de Boca junto con los de River. Los de Colón con los de Unión, y los San Lorenzo con los de Huracán? Lo personifican acodados en una mesa alta del bar Costello Norberto Recaviera, vestido con la camiseta de Gimnasia, y Horacio Rossi, con la de Estudiantes. Son dos amigos platenses que tampoco se desesperan por conseguir un boleto para el Maracaná. “Si sabés de algo, avisanos”, le dicen a este cronista.

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