sábado, 15 de octubre de 2011

Instituto de cordoba 0 - 0 River Plate

En medio de una enorme expectativa, que se tradujo en una recaudación récord de casi un millón de dólares, Instituto y River Plate igualaron sin goles en el Estadio Mario Alberto Kempes, por lo que los Millonarios siguen en la cima de la Primera B Nacional.

El resultado le permitió al visitante mantener la punta de la tabla de posiciones, aunque jugó más de 25 minutos con un hombre de más y dispuso de las situaciones más claras para desnivelar.

El partido arrancó como para no defraudar a nadie. A los 5 minutos, Lucas Ocampos desairó a Alejandro Gagliardi por la izquierda del ataque riverplatense y envió un centro al borde del área chica, que el uruguayo Carlos Sánchez, atorado por su marca, no logró traducir en gol.

Y, al minuto, llegó la contra de Instituto: Nicolás López Macri irrumpió por la derecha y habilitó a Diego Lagos, quien se acomodó y sacó un remate bajo, que Leandro Chichizola envió al córner.

Tras ese comienzo a toda orquesta, los nervios y el calor imperante se tradujeron en imprecisiones. Las equivocaciones, sobre todo en la última línea, dieron lugar a algunas aproximaciones a los arcos.

Por ejemplo, a los 22, cuando López Macri presionó la salida de Jonathan Maidana y por poco no quedó mano a mano con Chichizola; o a los 27, cuando Martín Aguirre se la robó a Osvaldo Barsottini en el borde el área y obligó a un esfuerzo supremo de Raúl Damiani para evitar el gol.

Pero River fue, de los dos, el que mantuvo la intensidad de la presión en el medio y el que se hizo cargo del protagonismo, logrando que el cotejo se jugara la mayor parte del tiempo en el campo de Instituto.

La más clara para la visita fue a los 30, cuando Andrés Ríos habilitó a Lucas Ocampos, quien desbordó y sacó un remate fortísimo en paralelo al arco defendido por Julio Chiarini; la pelota dio en la rodilla de Cavenaghi y se estrelló en el travesaño.

El dominio riverplatense, no obstante, no se tradujo en situaciones hasta el minuto final del primer tiempo, cuando Ríos guapeó y ganó la pelota en las puertas del área antes de cedérsela a Fernando Cavenaghi, pero el remate del delantero, sin marcas y desde muy buena posición, se fue muy desviado.

En el arranque del segundo período, River salió con todo. Cavenaghi habilitó a Ríos, quien se sacó la marca de Facundo Erpen de encima y cayó al piso. No hubo penal, pero la pelota le quedó a Sánchez, que terminó sacando un tiro forzado y débil por la oposición de Barsottini.

La presión de River en el campo rival parecía insoportable. A los cinco minutos, Ríos se fabricó un espacio y sorprendió con un remate que se estrelló en el poste.

Sin embargo, sólo dos minutos después, cuando parecía que el equipo de Matías Almeyda estaba muy cerca de abrir el marcador, "la Gloria" metió una réplica impecable: Barsottini le ganó a Cavenaghi en el círculo central y habilitó a Paulo Dybala, la "joya" que tiene Instituto, quien sacó un tiro cruzado que dio en el palo izquierdo del arco millonario.

El partido no daba respiros en ese tramo. Cuando se jugaban 16 minutos, Alexis Ferrero midió un centro a la cabeza de Cavenaghi, pero el delantero metió la mano para convertir y se ganó la amonestación del árbitro Germán Delfino.

A los 21, Erpen bajó de atrás a Ríos y Delfino le mostró la tarjeta roja. El entrenador de los cordobeses, Darío Franco se vio obligado entonces a sacar un delantero (Diego Lagos) para poner un defensor (Alejandro Rébola), al tiempo que Fernando Canever y Gagliardi ya no pasaron al ataque por las bandas. El cerrojo que armó Franco le quitó espacios a River en los últimos metros. Recién a los 35 Daniel Villalba, que reemplazó a Aguirre, encontró mal parada a la defensa de Instituto y, con una maniobra personal, intentó sorprender a Chiarini, pero la pelota se fue a dos metros del palo derecho del arquero.

El hombre de más con el que River jugó durante más de 25 minutos prácticamente no gravitó, en parte por los aciertos defensivos del local, apuntalado por un gran trabajo de Ezequiel Videla en la mitad de la cancha, pero también porque el Millonario perdió precisión y prefirió buscar el desequilibrio individual al juego asociado.

No fue el mejor partido de ninguno de los dos. Quizá por eso el empate les vino bien, aunque, por el hombre de más que tuvo River, el punto dejó un mejor sabor en Alta Córdoba.

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