martes, 22 de marzo de 2011

En All Boys, borraron al "Burrito" Ortega

Llegó con el aura de ídolo que le sirvió para provocar una revolución en Floresta. Sintió que era su última chance de poder redimirse de tantos reveses en River pero una vez más tropezó con la misma piedra: su adicción al alcohol. All Boys le firmó un contrato de un año y medio y lo convirtió en el jugador mejor pago de la historia de la institución, pero aún así el jujeño no logra enderezar su rumbo.

En la práctica de esta mañana, José Romero tomó una decisión que ya venía pensando luego de varias ausencias de Ortega. La última, ayer. Por eso, lo mandó a entrenarse con el tercer equipo, no será titular ante Estudiantes es casi un hecho que ni siquiera se concentrará. Todo un dato, toda una imagen de un romance que se termina mucho antes de lo deseado.

Ortega llegó a All Boys de la mano del presidente Roberto Bugallo, el único impulsor de su contratación. Las idas y vueltas que hubo con su pase, dejaron varios heridos en la Comisión Directiva, los mismos que hoy sacan chapa por haber anticipado este desenlace. ¿Cuál es este final tan temido? Ortega volvió a repetir la misma conducta que lo llevó a ser echado de River. Y ahora tensa la cuerda en su nueva casa. All Boys, por ahora, no le rescindirá el contrato. ¿Pero qué pasaría con el Burrito si, a los 37 años, se volviera a encontrar sin club?

El Burrito se mostró comprometido con el proyecto de dejar al Albo en Primera. Hizo una pretemporada de lujo en Mar de Ajó y hasta evitó juntarse con Fabbiani. El Ogro fue quien más le insistió para salir de noche en la última jornada del equipo en la Costa, pero Ortega prefirió la soledad antes que exponerse en una noche complicada. Una vez en Buenos Aires, el tan temido bajón se produjo.

La primera falta no justificada (se argumentó que recibió un permiso para ir a Tribunales, pero el jujeño no tenía cita con la Justicia) fue luego de la victoria ante Vélez: no asistió al predio de Tapiales, algo que no cayó bien en el plantel. Ortega comenzó a encerrarse en sí mismo y cada vez estar más lejos de los referentes que tan bien le habían hecho en la pretemporada. Armó un mini grupo con el tucumano Emanuel Perea y con Sebastián Ereros con quienes compartió un asado que por poco termina a las piñas.

En una quinta que es propiedad de Ereros, los jugadores armaron una reunión que se extendió hasta la madrugada y en la que no faltó el alcohol. Allí, tuvo lugar una discusión que, de no ser por la intervención de uno de los presentes, habría terminado a las trompadas. “No me banco a los tucumanos”, le dijo Ortega a Perea, lo que provocó la reacción de su compañero. Este cruce marcó un antes y un después en la relación. Perea se abrió del grupo, quiere enderezar un rumbo que en algún momento había perdido y por eso tendrá la chance de volver a la titularidad contra el Pincha.

El que no encuentra el camino es Ortega. El jujeño casi ni habla en el vestuario y ni siquiera reaccionó el último sábado cuando Barrientos le dijo a Romero: “Se acabaron los compromisos, acá tenemos que jugar los que mejor estamos”. La reflexión llegó luego de que el jujeño hiciese un mal partido ante Olimpo y Romero igual lo dejara hasta la mitad del segundo tiempo. Faltó a la práctica de ayer y lo mismo hizo el lunes anterior. Los martes se entrena casi siempre en forma diferenciada por lo que son pocas las prácticas en las que se exige. El equipo siente su bajón, los referentes todavía no se animan a plantearle a Romero que lo saque y el único que por ahora dio una señal fue el técnico. Habrá que ver cuál es la respuesta de Pepe cuando el presidente le pregunte por la ausencia de su debilidad. Si se mantiene en su idea, el Burrito verá el partido del viernes y varios más desde la platea. Si no, la suerte de All Boys parece estar echada. El futuro dirá quien tiene razón, pero lo que marca el presente es que Ortega sigue tan mal como cuando estaba en River y es difícil que lo pueda revertir. Otra vez tropezó con la misma piedra.

No hay comentarios:

Publicar un comentario